Con retraso y borracho llegó al funeral que debía oficiar el cura de la Iglesia de Saint-Jean de la pequeña localidad de Muret, al sur de Francia, donde el religioso terminó propinando un puñetazo a uno de los allegados de la difunta, informaron los medios locales.
El párroco, que dio positivo en un test de alcoholemia, terminó detenido por los gendarmes y tendrá que responder ante la justicia, ya que el agredido presentó una denuncia.
La historia comienza hacia las 10.50 hora local (08.50 GMT) del martes, cuando el cura, natural de Burkina Faso y de 46 años, llegó con retraso y visiblemente borracho a las exequias.
"Titubeaba y no podía apenas hablar. Insistió en celebrar el oficio, pero nosotros nos opusimos", explica en el periódico "La Depeche" uno de los allegados presentes en la iglesia.
Lo ininteligible del balbuceo del religioso cuando intentaba celebrar el oficio llevó a los empleados de la funeraria a interrumpir el sermón y a solicitar al párroco que se disculpase ante los familiares.
Pero el religioso se negó y reaccionó violentamente, lanzando un puñetazo contra un amigo del hijo de la difunta, antes de que llegaran los gendarmes que, tras comprobar que el cura estaba ebrio, se lo llevaron a la Gendarmería mientras otro religioso se encargaba de finalizar el oficio.
En un comunicado, el arzobispado se dice "consternado" por los hechos, pide perdón a la familia y a la comunidad de Muret y asegura que tomará todas las medidas necesarias para que el párroco "se pueda liberar de su adicción al alcohol".