Un policía de la ciudad de Glendale, a las afueras de Los Ángeles, tuvo que quitarse el disfraz de conejo de Pascua con el que multaba a los conductores que cometían infracciones.
El oficial de policía Tom Broadway pensaba, sin embargo, haber dado con una buena tapadera para desenmascarar a los automovilistas de Glendale.
Ataviado con un traje de conejo gigante, el oficial cruzaba las calles en pasos peatonales no señalizados con semáforos para ver si los conductores le cedían el paso, tal y como exige el código de circulación.
Los ediles, estimando que la iniciativa era "increíblemente peligrosa" protestaron ante la Policía, que obligó al oficial a abandonar el disfraz, a pesar de que ya había logrado poner 27 multas.
El policía optó posteriormente por una tapadera más adecuada a los estándares californianos: un pantalón corto y una camiseta.