Jerry Bruckheimer quiere repetir el éxito de la saga de los piratas del Caribe adaptando 'Prince of Persia', un clásico de las consolas que ha dirigido Mike Newell con Jake Gyllenhaal como protagonista
Que la crisis de Hollywood hace que se busquen fuentes de inspiración en los sitios más insospechados es cosa sabida. Cansados ya de saquear las editoriales en busca de best sellers adaptables, la actual industria ha buscado otras alternativas, como una forma de reconocer implícitamente que el ocio de los urbanitas del siglo XXI está en otros sitios. Aparte de bucear en su pasado, en forma de secuelas y remakes, Hollywood se ha fijado en la televisión, versionando viejas series, y en el campo que le está quitando el sitio a los DVDS en los grandes almacenes: los videojuegos.
En efecto, mientras la imagen en 35 milímetros decae, las de las consolas crecen año tras año, y era inevitable que los productores de cine acabasen pactando con ella. En tiempos recientes hemos visto como videojuegos clásicos como Doom o Resident Evil - de este último se está rodando la cuarta secuela- han llegado a las pantallas, mientras otros esperan su turno. A tal extremo ha llegado la fiebre que se anuncia una adaptación de ¡Hundir la flota!, o sea, el tradicional juego de los barquitos que han salvado del aburrimiento tantas clases de matemáticas. ¿Para cuando una película del Half-Life? Mientras se anuncian filmes sobre Warcraft, Halo -dirigido por Juan Carlos Fresnadillo- y Kane & Lynch, con Bruce Willis y Jaime Foxx como protagonistas.
Por de pronto, este viernes llega a las pantallas de cine, no de ordenador, la versión de uno de los clásicos de los videojuegos, el Prince of Persia. De hecho fue uno de los responsables del boom de estos pasatiempos, pues fue una sensación en el lejano 1989. Cuando los PC se desperezaban y empezaban a tomar el planeta, Prince of Persia, creado por Jordan Mechner, empezó a mover personajes con realismo y abrió el camino a lo que vino después. Unas aventuras que añadían el exotismo del viejo imperio persa y que se usasen sólo armas blancas, frente a los tiroteos de otros videojuegos.
Es Jerry Bruckheimer, uno de los emperadores del actual Hollywood, el que ha producido Prince of Persia: las arenas del tiempo, pensando en abrir otra saga tan exitosa como la de Piratas del Caribe, que le reportó millones. Sin embargo, ha contado con un equipo un tanto extraño. Mike Newell, el director de Cuatro bodas y un funeral. Jake Gyllenhaal como protagonista, que deja sus coqueteos con el cine indie y se mete en la gran producción de pleno. Ben Kinsgley como el villano de la función, que demuestra una vez mas que pone su inmenso talento al servicio de la pasta más cómoda de ganar. Y la británica Gemma Aterton que tras Furia de titanes escala un peldaño más en la popularidad. No se escatimaron medios ni localizaciones -Marruecos, convertido en un nuevo plató externo de Hollywood- ni efectos para recrear el videojuego de Prince of Persia como nadie pudo soñar nunca en 1989 cuando se lanzó la aventura informática.
Gyllenhaal da vida a un príncipe aventurero y algo sinvergüenza que se ve metido en la aventura de su vida al conocer a una misteriosa princesa que guarda un secreto. Una antigua daga que fue un regalo de los dioses y que tiene el poder de liberar las Arenas del Tiempo. Lo malo es que detrás de ella anda el visir de Persia -y tío adoptivo del protagonista- que ambiciona la daga para darle un perverso fin. Ambos príncipes se alían para evitarlo.