El vaginismo se define como la imposibilidad de conseguir la introducción del pene o de cualquier otro objeto en el orificio vaginal. Se debe a un espasmo involuntario de los músculos pubococcígeos que rodean la entrada vaginal, específicamente del esfínter de la vagina y del elevador del ano (Kaplan).
Junto con el espasmo vaginal, la mayoría de las mujeres con vaginismo suelen asociar aspectos negativos al coito, convirtiéndolo en algo desagradable y doloroso. Generalmente, esta evitación fóbica es una reacción secundaria al vaginismo.
En algunas ocasiones, el vaginismo puede estar asociado a una inhibición sexual o a una falta de orgasmo.
Las posibles causas de un vaginismo pueden ser de dos tipos: Físicas y Psicológicas.
Dentro de las causas físicas puede incluirse cualquier patología de los órganos pélvicos que haga dolorosa la penetración.
En cuanto a las causas psicológicas, podemos decir que el vaginismo es una respuesta condicionada. Dentro de las posibles causas que subyacen en este condicionamiento pueden encontrarse varias posibilidades: una educación puritana estricta, un inadecuado aprendizaje del control de los esfínteres durante la infancia, la impotencia de la pareja sexual, una experiencia traumática (la primera vez, una violación,...), falta de información sexual que deriva en temor al dolor, etc.
Como se puede observar, existen muchas posibles causas remotas del vagnismo, pero la causa inmediata específica es siempre la misma: La respuesta condicionada de defensa que se produce cuando algo negativo se asocia al coito o a su fantasía.
El vaginismo es un problema que afecta a bastantes mujeres en la actualidad. Pero tiene un tratamiento eficaz que se orienta al control voluntario de los músculos pubococcígeos que sostienen a la zona pélvica, para evitar así el espasmo involuntario de esos músculos.