El
Dr. Michael Lynn es considerado un experto en propinas. Este reputado psicoanalista y
profesor de Comportamiento de los Consumidores en la Universidad Cornell (Nueva York), también ex mozo de bodega y barman en sus años jóvenes, hizo un estudio en base a 2.500 cenas en 20 restaurantes de EE.UU. y encontró que
no existía relación entre la calidad del servicio y la propina recibida, algo que echa por tierra la idea de que conviene esforzarse para recibir una mayor retribución.
Su último informe sobre la materia también lanza por el asfalto el mito de que una buena sonrisa es fundamental para la obtención de la propina.
Michael es de la opinión que tiran más dos tetas que dos carretas de sonrisas, pues los hombres tienden a ser más generosos con esbeltas chicas de pechos grandes que con sus colegas menos dotadas, por muy simpáticas que sean.
Michael Lynn,
midió en 374 camareras el tamaño de sus senos, su edad, el color de pelo, el atractivo y el contorno de la cadera, concluyendo que las mujeres que llevaban un mayor tamaño taza bajo el uniforme reciben un mayor porcentaje de las propinas totales.
Su teoría es que un busto grande puede hacer que
las mujeres tengan más confianza en su propia apariencia y que esto, a su vez, las hace más sociables con los clientes. Y, aunque siempre se ha dicho que las rubias son menos espabiladas, el estudio encontró también que las propinas aumentaban si tenían el pelo claro.
Curiosamente, las mujeres un poco más mayores también recibían más propinas que sus colegas más jóvenes, según la investigación de la Universidad de Cornell. Por tanto, si sumamos, el prototipo de camarera que recibe más propinas en comparación con sus compañeras es
una rubia de más de 30 años, con senos turgentes y un cuerpo relativamente esbelto. Aunque no abra la boca ni lance sonrisas a su paso.
El profesor, un gran estudioso del comportamiento del consumidor y el márketing en los bares, tiene una explicación para esto;
“Tal vez los clientes masculinos de los restaurantes podrían estar más atraídos por las camareras menores de 20 años, que es lo que se podría suponer. Pero tratan mejor a las camareras a partir de 30 años porque ellos piensan que tienen “una mejor oportunidad” de llegar a algo más con ellas”
Este hecho indicaría que las propinas existen más por una cuestión psicológica que económica, al existir un cierto
consenso en que el valor de la propina es un instrumento para conseguir reconocimiento y prestigio social. De hecho, según los expertos, quienes dejan el 10% de la cuenta o más de propina, muchas veces buscan ser valorados por sus acompañantes o por…las camareras de turno.
http://blogs.lainformacion.com/strambotic/2010/06/02/camareras/