Las cuentas de El Corte Inglés, aprobadas esta mañana en su Junta General de Accionistas -es un clásico, la Junta del grupo presidido por Isidoro Álvarez siempre se celebra el último domingo del mes de agosto, para alegría de los diarios financieros y de las secciones de economía de todos los medios de comunicación, que siempre andan en estas fechas huérfanas de noticias- certifican de nuevo que el consumo, la caída del consumo, es uno de los grandes problemas de nuestra economía. El gigante de la distribución tuvo en su último ejercicio, que transcurrió del 1 de marzo de 2009 al 28 de febrero de 2010, un volumen de negocio de 16.365 millones de euros, un 5,8% menos que el ejercicio anterior. También el beneficio cayó, el 1,5%, hasta 369 millones.
El propio Álvarez ha dicho hoy a sus accionistas que las dificultades en el mercado español no han desaparecido y les ha propuesto, según la nota hecha pública, “avanzar en la internacionalización del negocio y acometer el desafío de ampliar la presencia de la empresa en nuevos mercados”. El mensaje parece nuevo, pues El Corte Inglés es una de las pocas grandes compañías españolas que apenas se expandió fuera de nuestras fronteras durante los largos años de bonanza económica anteriores a la crisis. El resto de gigantes de su tamaño -Telefónica, Banco Santander, BBVA, Repsol, el resto de las energéticas, las grandes constructoras…- logran ya una buena parte de sus ingresos fuera de España, y se muestran así más vacunados a los bajonazos y vaivenes del mercado español.
Hay un dato elocuente: el grande los grandes almacenes, como decía su publicidad de hace unos años, tiene 78 centros en España y sólo 2 fuera, en Portugal. Esa concentración aquí, con los riesgos que conlleva, sorprende aún más cuando se ven los orígenes diríamos internacionales de la compañía. Lo cuenta muy bien Javier Cuartas en su muy documentado libro Biografía de El Corte Inglés (El Cruce Ediciones), una de mis lecturas de este verano: los tres grandes nombres en el origen del grupo -el fundador César Rodríguez; el primer gestor, Ramón Areces, sobrino del anterior; y Pepín Fernández, fundador de Sederías Carretas y de Galerías Preciados, y que ayudó a sus parientes Rodríguez y Areces en la fundación sin saber que estaba cebando al que sería su principal competidor- habían aprendido el negocio fuera de España, en los Almacenes El Encanto, de la pujante La Habana de principios de siglo, y en los grandes almacenes de Estados Unidos, estos últimos muy dados a expandirse fuera de su país de origen.
Por decisión del primer presidente de El Corte Inglés, César Rodríguez, refrendada por el segundo, Areces, y por el tercero, Álvarez, el grupo siempre ha sido extraordinariamente discreto en sus decisiones y en sus movimientos, por lo que es poco probable que sepamos en breve muchos más detalles sobre esa “internacionalización del negocio” anunciada hoy.
http://blogs.20minutos.es/arsenioescolar/2010/08/29/el-corte-ingles-sera-mas-internacional/