Orienta las ruedas a voluntad del conductor, con precisión y suavidad, e influye directamente en la estabilidad del vehículo.
Si la dirección es asistida, el esfuerzo sobre el volante se reduce muy considerablemente a través de un sistema hidráulico que realiza la mayor parte del trabajo necesario para girar la dirección.
Para un mantenimiento correcto del sistema de dirección deberás:
Revisar de forma periódica todos los elementos de su sistema:
En la barra de dirección los elementos que más se desgastan son los extremos de dirección y la cremallera de dirección.
En la columna de dirección revisar el piñón de dirección.
En el sistema hidráulico para direcciones asistidas comprobar que la presión de la bomba es la correcta y que no se producen fugas en el circuito.
Verificar con el vehículo en marcha que los elementos de la dirección (ya sea mecánica o asistida) funcionan correctamente. Ajustar la alineación de la dirección y equilibrar los neumáticos si fuese necesario.
La falta de lubricante, mala presión o desgaste excesivo de los neumáticos, el mal estado de los amortiguadores o el desgaste de los propios mecanismos de dirección son elementos que perjudican seriamente a la dirección del vehículo.
Si la dirección se vuelve dura, inestable o si hace ruidos extraños, lo mejor es acudir al taller y pedir una revisión completa antes de que los daños sean mayores. En el manual de su vehículo también vendrán las recomendaciones para el mantenimiento del sistema de dirección.