Facilita la visión del conductor así como el ser visto.
Modernamente algunos coches incorporan los faros de xenón que utilizan un arco eléctrico, en vez de un filamento incandescente, para producir una luz particularmente intensa, que proporciona una mejor iluminación de la carretera, lo que resulta un factor decisivo para incrementar la seguridad en la oscuridad o con malas condiciones atmosféricas.
También, algunos fabricantes incorporan a sus modelos un sistema de luces de cruce autoadaptables, el cual dirige el haz de luz para iluminar las curvas en su totalidad desde el inicio del viraje, en función del giro del volante, lo que incrementa notablemente la seguridad.
Un pequeño cálculo constata la importancia de las luces en un vehículo. A una velocidad de 90 km/h, un coche recorre unos 25 metros cada segundo. Si, por alguna razón, el alumbrado no ilumina de forma adecuada, el conductor puede descubrir un obstáculo con medio segundo de retraso.
Mantenimiento necesario
Compruebe el funcionamiento de todas las luces periódicamente.
Un mal alumbrado genera una mala visibilidad, situación que incrementa la fatiga visual del conductor.
El mal estado del alumbrado provoca dificultad de visión para los otros conductores.
Es recomendable cambiar las luces cada 50.000 kilómetros o cada dos años, siempre por parejas y sin importar que estas sigan funcionando.
No coloque lámparas xenón en faros de lámparas halógenas, ya que el faro tiene que estar preparado para ello.
Recuerde la limpieza y el buen estado de la pantalla protectora, ya que si esta está sucia o deteriorada, la distancia de alumbrado se reduce. Una capa de polvo puede reducir su eficacia hasta en un 10%.
Evitar deslumbramientos
Ante cualquier tipo de deslumbramiento hay que reducir la velocidad.
Si el deslumbramiento es de frente, se debe mirar a zonas menos ilumnadas de la carretera o a los puntos de referencia (la línea de borde de la calzada).
Si le deslumbran por retrovisor coloque su espejo en la posición antideslumbramiento.