Al menos 52 personas han muerto este viernes y 116 han resultado heridas en tres atentados terroristas en Pakistán, el más grave de ellos en la ciudad meridional de Quetta contra una manifestación de fieles chiíes, último objetivo de una ola de violencia sectaria en pleno mes de Ramadán.
En el atentado más grave, un suicida hizo estallar la carga explosiva en medio de una manifestación en favor de la causa palestina
En torno a las 15.00, hora local (12.00 en la península española), un suicida hizo estallar la carga explosiva que portaba en medio de una multitud que se había congregado en favor de la causa palestina en Mizan Chowk, una zona comercial de Quetta, capital de la provincia de Baluchistán, informó a Efe una fuente de la Policía local.
De acuerdo con esta versión, la explosión causó al menos 50 muertos y 110 heridos entre los 2.500 asistentes a un acto convocado por la principal organización estudiantil chií del país surasiático.
Disturbios tras el ataque
Tras el atentado, una turba lanzó airadas protestas, que se saldaron con la destrucción de varios comercios, disparos al aire y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, a las que acusaron de no proveer suficiente protección, según los medios paquistaníes, que agregaron que algunos de los heridos son periodistas.
La de Quetta fue la tercera acción terrorista de la jornada en Pakistán tras las dos registradas antes en el conflictivo noroeste del país.
Dos horas antes, un suicida se inmoló en la ciudad noroccidental de Mardán al ser interceptado por las fuerzas de seguridad en la entrada de un templo de la secta minoritaria ahmedi, que no es considerada islámica por el Estado paquistaní.
Esta detonación mató a un guardia y causó heridas a tres fieles, informó una fuente policial.
Atentado en Peshawar
No muy lejos de allí, en las afueras de Peshawar, capital de la provincia de Khyber-Pakhtunkhwa, un agente perdió la vida y otros tres resultaron heridos por la explosión de un artefacto, situado en un arcén, al paso de un furgón de la Policía, según otra fuente policial.
Pakistán sufre desde finales de julio las peores inundaciones de su historia, "un 'tsunami' a cámara lenta"
Pakistán sufre desde finales de julio las peores inundaciones de su historia, "un 'tsunami' a cámara lenta" -en palabras de la ONU- que ha anegado la quinta parte del territorio, destruido más de un millón de viviendas, numerosas infraestructuras y dejado más de 18 millones de damnificados.
Pero esta catástrofe no ha impedido a los grupos integristas, la mayoría de inspiración suní, continuar con su violencia sistemática, ahora en alza en coincidencia con el final del mes sagrado musulmán de Ramadán -éste fue el último viernes-, durante el cual se han dedicado a atentar contra sectas musulmanas minoritarias.
Grupos talibanes implicados
El pasado miércoles, una procesión de la comunidad chií, que representa en torno a un 20 % de la población paquistaní, ya fue objeto de un triple atentado suicida en la ciudad oriental de Lahore, que causó al menos 35 muertos.
Las ataques sectarios siguen en alza en Pakistán, algo que una fuente de seguridad occidental atribuyó al auge de grupos extremistas de la provincia del Punjab (este) y a su cooperación, cada vez más estrecha, con la insurgencia talibán asentada en el noroeste.
De hecho, el atentado de Lahore ha sido reivindicado tanto por una facción de la organización punjabí Lashkar-e-Jhangvi como por el movimiento que aglutina a los talibanes, el Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), que esta semana fue, tres años después de su fundación, incluido en la lista de grupos terroristas de EEUU.
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