Una veintena de trabajadores de la minera empresa minera San Esteban Primera, compañeros de los 33 mineros que fueron rescatados tras pasar 70 días bajo tierra, aprovecharon la misa de acción de gracias organizada por los supervivientes para protestar y exigir a la compañía el pago de los finiquitos atrasados.
Los mineros acusaron a la empresa instantes antes de comenzar la ceremonia religiosa de haberse olvidado de ellos y amenazaron con tomar el Campamento Esperanza, el lugar donde se instalaron los familiares de los 33 mineros afectados por el hundimiento a la espera de su rescate, informó el diario 'El Mercurio' en su edición digital.
Sin cobrar los finiquitos
La ceremonia comenzó a las 10.00 horas (15.00, hora peninsular española) y estuvo oficiada por el obispo de Valparaíso, monseñor Gonzalo Duarte, en su calidad de vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Chile. Al acto asistieron los 33 supervivientes de la mina San José.
Uno de los 33 rescatados se comprometió a ayudar a sus compañeros
"Ayúdennos, nosotros sacamos tierra para rescatarlos", gritaron los mineros ya en medio de la misa. Ante el barullo, Jimmy Sánchez -el minero más joven de los rescatados- dejó el oficio religioso para hablar con sus cerca de 30 ex compañeros de faena. Tras un breve diálogo, recibió aplausos y muestras de apoyo.
Los manifestantes explicaron que hay unos 300 mineros que aún no han podido cobrar sus finiquitos por el trabajo realizado en la mina San José hasta el día del derrumbe a pesar de haber recibido un aval de la Empresa Nacional de Minería. "Nosotros le pedimos que nos diera su apoyo y que esté con nosotros, que nos manifieste su respaldo. Le dijimos que iban a pasar sus 5 minutos de fama e iba a tener el mismo problema que nosotros. Jimmy se comprometió a darnos su apoyo y por eso lo aplaudimos", explicó el bombero de la minera Luis Rojas en declaraciones a 'El Mercurio'.
"Más relajados y tranquilos"
Algunos de los mineros dieron unos minutos a los medios. Uno de ellos fue Claudio Yáñez. "Es súper lindo estar acá, en algún momento pensamos que la perforadora se había echado a perder, por eso ahora estamos muy contentos de estar con vida", comentó. "Vengo al infierno de nuevo, pero estamos más relajados y tranquilos. El corazón se me apretaba al llegar acá", agregó por su parte la esposa del minero, Cristina Núñez.
Por su parte, Luis Urzúa dijo escuetamente que "es bonito estar donde estuvieron nuestros familiares", que llegaron a la ceremonia en al menos cinco autobuses, camionetas y coches.
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