El juez Michael Pastor de la Corte Superior del condado de Los Ángeles fijó el inicio del juicio por la muerte de Michael Jackson para el 28 de marzo en una vista celebrada este martes en la que el médico del "rey del pop" se reafirmó en su inocencia.
Casi dos años después del fallecimiento del cantante, el doctor Conrad Murray se sentará en el banquillo para hacer frente a la acusación de homicidio involuntario por su presunta responsabilidad en el repentino final de la vida de Jackson.
El médico de Jackson se enfrentará a una pena de hasta cuatro años de cárcel
Murray, de 57 años, compareció este martes nuevamente en los tribunales para responder oficialmente a los cargos que pesan en su contra en el caso Jackson, un trámite previo a la apertura del juicio que, según la defensa, podría durar dos meses.
"Soy un hombre inocente", aseguró el cardiólogo al magistrado antes de declararse "no culpable". En caso de que se demuestre su implicación en la muerte del "rey del pop", Murray se enfrentará a una pena de hasta cuatro años de cárcel.
Tras una vista oral que duró casi de una semana, el pasado 11 de enero Pastor consideró que había evidencias suficientes para dar su visto bueno a un juicio contra el médico. El juez además decidió suspender cautelarmente la licencia médica de Murray en California.
Según los testimonios que se escucharon durante esos días en los tribunales, el "rey del pop" padecía una adicción a un potente anestésico de nombre propofol que utilizaba frecuentemente como somnífero. Murray se encargaba de obtener ese fármaco, de empleo en hospitales y bajo prescripción médica, y de suministrarlo a Jackson, quien al parecer llegaba a rogar para conseguir su dosis.
Según la acusación, Murray se dedicó a hablar por teléfono, desatendiendo a Jackson
El día de la muerte del cantante, el 25 de junio de 2009, Murray trató de evitar que Jackson usara propofol y antes de la dosis letal le administró varios calmantes para que se durmiera, aunque no tuvo éxito.
En esa jornada el cantante insistió para recibir lo que él denominaba su "leche" y llegó a amenazar con cancelar los ensayos de sus conciertos de julio en Londres si Murray se negaba a facilitarle la droga, según declararon algunos testigos.
La fiscalía argumentó que el médico inyectó a Jackson propofol y durante las horas previas a su muerte desatendió a su paciente dedicándose a hablar por teléfono. Cuando regresó y se encontró al artista inerte, tardó casi 25 minutos en alertar a los servicios de emergencia, según la acusación, ya que se dedicó a recoger los rastros de medicamentos en la habitación de Jackson.
La fiscalía culpa también a Murray de ocultar a los sanitarios que Jackson había tomado ese anestésico y de no sacar al cantante de la cama para realizarle la reanimación cardiopulmonar, que debe ser efectuada sobre una superficie dura para ser eficaz.
Durante la vista preliminar, la defensa de Murray planteó la posibilidad de que el "rey del pop" se hubiera auto administrado el propofol que le mató sin conocimiento de su médico, un detalle que para el forense que analizó el cuerpo del "rey del pop" es irrelevante.
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