La sección de resúmenes de prensa de la Asociación Italiana de Defensa de los Animales y del Ambiente no habla de otra cosa: un hombre denunció en el Tribunal de los Animales de Milán a su gato, al que acusa de estar interfiriendo con su vida sexual.
El hombre, de 66 años, no consigue tener relaciones sexuales con su mujer, de 40, desde hace más de cuatro meses.
Y, según él, toda la culpa la tiene el gato voyeur, que durante los momentos más íntimos de la pareja no deja de observarlos.
"Me da ansia, es inquietante y me cohíbe", dijo el hombre, quien es copropietario del felino, según declaraciones recogidas por el diario italiano La Repubblica.
El testimonio de la mujer, sin embargo, sugiere que el gato es en realidad el chivo expiatorio del marido, quien se niega a reconocer otros problemas.
"Mi marido se queja mucho, pero la verdad es que agotó su apetito sexual", dijo la mujer, según declaraciones retomadas por varios portales italianos que optaron por mantener en secreto la identidad de la pareja.
Según estos reportes, la mujer declaró además que no tiene intenciones de dejar al felino fuera de la habitación, pues duerme con ellos en la cama matrimonial desde hace cinco años.
Pero el Tribunal de los Animales de la Asociación Italiana de Defensa de los Animales y del Ambiente, donde se ventiló el particular caso, optó por una solución "salomónica y transitoria".
Por orden de la corte, el gato tendrá que quedarse fuera de la alcoba durante tres meses, para permitir valorar si de verdad él es la causa de la repentina impotencia del hombre, o si esta se debe a otros factores.
Si durante estos meses no se prueba que el bloqueo sexual del hombre se debe a la mirada del gato, entonces este último podrá regresar a la cama matrimonial.
Y, por petición de su mujer, el hombre tendrá que hacerse un chequeo médico. ¡O pasar la noche en el sofá!