Una de las respuestas de la sociedad noruega tras el ataque terrorista en Oslo y en la isla de Utoya que llevó a cabo Anders Behring Breivik, autor confeso que se reconoce ultraderechista, conservador radical y defensor de la moralidad cristiana, ha sido prohibir la venta de 51 videojuegos.
Diferentes tiendas han decidido retirar temporalmente, y sin presión por parte del gobierno o las autoridades, hasta 51 videojuegos diferentes de sus estanterías. La medida ha sido tomada por importantes tiendas del país, como Coop Norway y Platekompaniet.
Entre los juegos retirados están títulos de corte bélico como Homefront, Sniper Ghost Warrior o todas las entregas de la saga Call of Duty. Otros títulos retirados no tienen mucho que ver con la guerra, siendo World of Warcraft otro de los afectados.
Breivik, en su panfleto de propaganda ideológica, incluye algunas referencias a videojuegos como World of Warcraft, y en un momento concreto llega a firmar que el juego Call of Duty: Modern Warfare 2 le servía como entrenamiento mental e incluso asegura que usaba World of Warcraft como excusa, aludiendo estar enganchado a los mismos, para evitar contacto con amigos y familia.
Breivik colocó una bomba en el centro de Oslo y después se desplazó a la isla de Utoya donde, con armas de fuego, disparó indiscriminadamente contra un grupo de jóvenes. Causó un total de 76 muertes.