Consumir menos bebidas azucaradas, una de las principales fuentes de azúcar añadida en la dieta compuestas principalmente por refrescos, puede bajar la presión sanguínea, según una investigación realizada por investigadores de la Universidad Estatal de Louisiana (Estados Unidos) y publicada en Circulation, la revista de la Asociación Americana del Corazón.
Aumentar el consumo de bebidas azucaradas está asociado a un elevado riesgo de padecer obesidad, síndrome metabólico y diabetes tipo dos, según anteriores investigaciones. Sin embargo, el efecto de estos productos en la presión sanguínea era aún incierto, según el autor principal de este trabajo, Liwei Chen, profesor adjunto de la Universidad Estatal de Louisiana.
Reducir el consumo de refrescos es una importante estrategia dietética para evitar la hipertensión
"Nuestros descubrimientos sugieren que reducir el consumo de bebidas azucaradas y el propio consumo de azúcar puede ser una importante estrategia dietética para reducir la presión sanguínea y después, reducir y evitar otras enfermedades relacionadas con la hipertensión", ha explicado este investigador.
"Se estima que una reducción de tres milímetros de mercurio (mm Hg) en la presión sanguínea sistólica podría reducir la mortalidad por ataque en un 8% y de sufrir una enfermedad coronaria mortal en un 5%. Tales reducciones en la presión sanguínea podrían anticiparse reduciendo el consumo de bebidas azucaradas en una media de dos al día", ha indicado.
Al inicio del trabajo, los participantes bebían una media de 10,5 onzas líquidas de bebida azucarada a día, lo que equivale a una lata. Al término, el consumo medio se redujo a la mitad y tanto la presión sanguínea sistólica (la presión del corazón al latir) y la presión diastólica (la presión entre latidos) bajó de forma significativa.