Ante la calidad, cantidad. Desquiciados por despertar cada año del sueño mojados en amarillo y púrpura, color Laker, Boston y Miami han optado por ir a lo bestia, acumular estrellas para robar a los Lakers la opción de su tercer anillo consecutivo. Comienza la NBA en la madrugada del martes al miércoles.
Mucho hacía que la competición no echaba a andar con tanto revuelo. La culpa la tiene Miami Heat, que ha juntado a Wade, Bosh y LeBron James.
El genio de Akron, James, dejará en su nueva ciudad una riqueza de 2.700 millones de dólares. Lo que LeBron considera un desafío, los tótems del baloncesto han llamado cobardía. "Yo no me uniría a Bird para batir a Jordan", dijo Magic Johnson.
El otro gran nombre es Boston, cementerio de elefantes
El otro gran nombre es Boston, cementerio de elefantes con la gasolina en la reserva: Pierce, Garnett, Allen, los dos O’Neal (Shaquille y Jermaine) y West, guiados por el ‘niño’ Rondo. La edad no evita su condición de favoritos indiscutibles. Todos buscan el cetro de los Lakers.
El campeón apenas retocó su plantilla y las dudas son más que razonables, habida cuenta de que Bynum, para variar, está lesionado, y Kobe sale de lesión. "Sabremos competir, el tercer anillo es un gran reto", dice Pau Gasol, líder del equipo en este primer tramo, quiera o no.
Y frente a lo colectivo, lo singular. Kevin Durant amenaza con dominarlos a todos y lograr el primero de muchos títulos de mejor jugador. ¿Le quedará grande el anillo?
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