En una de esas terapias de grupo de pasillo, en las cuales sólo me limito a asentir con la cabeza, escuchaba un grupo de hombres hablar de las relaciones de pareja. Me pareció fascinante escucharlos, pues por lo general escucho a las mujeres. Así que decidí no alterar la escena y convertirme en una observadora imparcial.
De vez en cuando hacía una de esas preguntas abiertas que estimulan la curiosidad, sólo para tomar la temperatura del concepto que tienen estos hombres sobre las relaciones de pareja.
Algunos de los datos que recopilé fueron los siguientes:
1. Las compañeras son definidas como las jefas, no porque tengan el mando, sino porque exigen mucho. En tiempo, en espacio, en tareas, en relaciones familiares, en energía. Tal pareciera que las mujeres tendemos a convertirnos en una especie de demandas ambulantes.
2. Ellos son los inquilinos de la casa en lugar de la otra parte de los propietarios. No se referían a nada económico, más bien al sentido de pertenencia emocional que no encuentran en el hogar.
3. La muy trillada falta de iniciativa en la sexualidad fue el tema más largo. Caer en la rutina, no ser espontánea, no tomar el control, no pedir lo que desean ni cómo lo desean ni cuándo lo desean termina agotando los pocos recursos que pueden tener los hombres. Lo diré una y otra vez, ya es tiempo que las mujeres nos apoderemos de nuestra sexualidad y nos hagamos responsables de nuestra satisfacción sexual. No hay necesidad de esperar que otros nos lean las mentes y descifren lo que nos mueve el piso.
4. La forma de demostrarles amor nunca es suficiente. No esperes que un hombre viva diciendo lo mucho que te ama. Por socialización en la niñez, la forma en la que los hombres demuestran amor es haciendo, no diciendo. Ellos dicen te amo cuando se encargan de cortar el patio o ven una película ‘rosita’ al lado tuyo.
5. A ellos no les encanta hacer las tareas de la casa, y a nosotras tampoco. No esperes que tu pareja llegue emocionado a cortar el patio porque tú tampoco te sientes feliz por fregar una inmensa trastera. Dirígelo, pero dale un tiempo razonable para que ejecute la tarea que desees que haga.
Como les he mencionado anteriormente, las parejas se trabajan hora a hora. Examina cuáles áreas hay que fortalecer en tu relación y trabájalas. Y de vez en cuando, escucha lo que tu pareja te grita en silencio, después de todo, ellos hablan más con su cuerpo que con palabras.