La crisis que vive Japón en la central nuclear de Fukushima Daiichi ha disparado las incertidumbres respecto a esta fuente de energía. Las dudas sobre la seguridad de estas instalaciones ha llegado a Europa. Por eso, el Gobierno anunció este miércoles que revisará todas las centrales españolas y exigirá nuevos informes sobre su riesgo sísmico y de sufrir inundaciones.
Será la valenciana central de Cofrentes –la más similar a Fukushima– la que con carácter "prioritario" sea sometida a exámenes de seguridad, tal como adelantó el ministro de Industria, Miguel Sebastián. Los expertos consultados por 20 minutos, sin embargo, recalcan que pese a la alarma creada, España no ha de temer ni por sus instalaciones ni por una posible fuga radiactiva japonesa.
Las claves
La crisis en Fukushima. Pese a que las centrales japonesas resistieron un seísmo de casi 9 grados (el máximo registrado), fallaron los sistemas de refrigeración. Los técnicos tratan de enfriar los reactores y evitar que se funda el combustible, lo que convertiría en incontrolable la situación y provocaría una fuga radiactiva. En todo caso, los edificios de contención están pensados para evitar que la radiación llegue a la atmósfera.
Fukushima y Chernóbil. En Japón no cabe esperar nada parecido a lo de Chernóbil. "Hay muchas diferencias. Aquello fue una imprudencia de los ingenieros: hacían pruebas a un reactor en funcionamiento; en este caso todos están apagados", señala José María Gómez, catedrático de Física Nuclear de la Universidad Complutense de Madrid. Además, en la catástrofe ucraniana hubo una explosión repentina que lanzó a la atmósfera una masa enorme de productos radiactivos. En Japón hay edificios de contención y se han podido tomar precauciones.
La nube radiactiva. En el caso de que haya fugas de radiactividad, la mejor protección es la distancia, ya que su densidad disminuye respecto a la lejanía al foco. "Por eso se ha creado el perímetro de seguridad", señala José María Gómez. Hay varios tipos de radiación, y no todas actúan por igual. La más intensa tiene una vida corta, "hasta de un segundo", pero la más preocupante para la población es la de baja intensidad, cuya actividad puede durar "miles de años".
Radiación en España. En caso de que hubiera una fuga en Fukushima, los vientos podrían traer pequeñas cantidades de radiación a España; sin embargo, "que se detecte no quiere decir que haya mucha ni que contraiga ningún peligro, sino que los medidores son extremadamente sensibles", recalca José María Gómez. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) descartó este miércoles que esa hipotética nube siquiera pudiera alcanzar Europa.
Efectos de la radiación. Dependen de la intensidad de las emisiones y del tiempo que se esté expuesto. La radiación se calcula en sieverts (Sv), que miden la dosis absorbida por la materia viva. Desde 0,25 Sv se notan nauseas y pérdida de apetito; de 0,25 a 3 Sv se agravan los síntomas y a partir de 3 Sv se corre peligro de muerte.
El debate nuclear. La polémica existe desde el nacimiento de la energía atómica, pero el debate sobre la conveniencia de las nucleares en España se alteró "sensiblemente" a partir de 2006, debido a la moderación de la demanda energética y el aumento de la oferta de renovables y centrales de ciclo combinado, tal como señala Milagros Avedillo, de la Comisión Nacional de Energía.
Niveles bajos en toda Europa. Los niveles medios mensuales de radiación en España oscilan entre los 0,00008 y los 0,00019 mSv a la hora (una milésima parte de un sievert). Son cifras bajas, similares en toda Europa. Alrededor de Fukushima, por ejemplo, se están detectando niveles de entre 3 y 8 mSv/h, apenas mayores que una simple mamografía.
http://www.20minutos.es/noticia/991248/0/crisis/nuclear/espana/