El trastorno bipolar se caracteriza por unas oscilaciones en el estado de ánimo, que no son simples cambios de humor. Los enfermos que no son tratados sufren periodos de baja energía y tono, un estado similar a la depresión.
Hasta que no aparece posteriormente el otro polo de la misma cara, es decir, un periodo de exaltación y euforia, es muy difícil detectar la enfermedad, según explica Jose Manuel Montes, jefe de sección de psiquiatría del hospital del Sureste de Madrid.
Es un desconocido para la población y los profesionales médicos
Este trastorno está mucho más presente de lo que pensamos. De hecho, casi un millón de españoles padece trastorno bipolar. Sin embargo se calcula que el 40% de las personas que lo sufren no lo saben ya que son diagnosticadas de forma incorrecta con depresión.
Pero ésta no es la única patología con la que se confunde esta enfermedad mental, ya que a veces también se identifica como esquizofrenia, transtornos de la personalidad y de la conducta o con problemas relacionados con drogas o alcohol.
Medicación y psicología
Ese es el principal problema al que se enfrentan las personas que sufren esta enfermedad episódica, crónica y recurrente, es decir, la dificultad en el diagnóstico. Esta enfermedad, que afecta en similar medida a hombres y mujeres, es todavía una gran desconocida tanto para la población general como entre los profesionales médicos.
El principal problema es la dificultad en el diagnóstico
Uno de los problemas del tratamiento es que los enfermos muchas veces acostumbran a tomar mal la medicación, porque no son conscientes de la enfermedad en las fases maniacas ya que se encuentran bien, con mucha energía y creen que no les hace falta.
Y en la fase depresiva, sin embargo, están tan bajos que piensan que nada les va a curar. De ahí la importancia de que reciban, como complemento de la medicación, un tratamiento psicológico enfocado a la educación para que se puedan dar cuenta de cuándo se ponen malos y tienen que llamar al psiquiatra.
Base genética y drogas
Como explica Eduard Vieta, jefe de servicio de psiquiatría del hospital Clinic de Barcelona, cualquier persona puede convivir con una enfermo bipolar si sigue un tratamiento adecuado que permita que la enfermedad esté controlada.
Esta patología tiene una base genética sobre la que actúan determinados factores que la pueden precipitar, como el consumo de drogas.
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