Tan rápido como llegó, se irá de la Fórmula 1. El conducto F, ese alerón mágico que ayuda a volar en las rectas, el elemento que obliga a Alonso a hacer de hombre orquesta, una mano para tapar el paso del aire, la otra en el volante, el reparto de frenada, el mapa motor? será historia en 2011. Domingo por la mañana en Montmeló, solo unas horas para la carrera. En la reunión de la asociación de equipos se debate la idea. No gusta el enorme coste de su desarrollo, lejos del bolsillo de los modestos, tampoco lo que compromete la seguridad, con pilotos obstruyendo conductos de aire con el dorso de la mano o la rodilla y tampoco le encuentran aplicación para los coches de calle. Total, que se prohíbe.
El nuevo ingenio aerodinámico encuentra pocos defensores. "Es una cuestión de coste y de seguridad. El sistema es una obra maestra de los ingenieros pero hemos visto soluciones un poco exageradas, cuando hay pilotos que terminan conduciendo con la yema de los dedos en lugar de las manos", dice Christian Horner, el jefe de Red Bull.
El alerón entrega una velocidad en la recta que se nota nada más ponerlo en la máquina. Ferrari, que no se venía distinguiendo por eso, tuvo los dos coches con mayor registro en Montmeló. A Massa le contabilizaron 312,2 por hora y a Alonso 311,9.
Se trata de una nueva canalización del aire que recibe el coche, un sistema integral que obliga a cambiar el chasis y pasar una nueva homologación de la FIA, de ahí los altos costes. Una toma en la parte delantera inicia el proceso y el aire termina en la zona posterior para dar carga al alerón. Cuando el piloto tapona la salida de aire, el flujo cesa, el alerón se libera y la resistencia al aire es menor. El resultado, más velocidad.
Ferrari lo estrenó en Montmeló con alguna polémica porque a la velocidad que ganaba en el sector rápido opuso sus problemas en los dos sectores lentos. Han decidido que en Mónaco no lo llevarán. En la pista menos rápida del Mundial, casi sin rectas, las más cortas del campeonato, la ganancia no merece la pena. Eso dicen los estudios que salen de Maranello, donde apuran las horas para garantizar un coche competitivo en la revirada pista del Principado.