El Madrid se dejó el liderato en Valencia a manos de un Levante que a punto estuvo de darle un susto aún mayor.
Posiblemente los telediarios se explayarán más con otros detalles, pero Mourinho también sacó de quicio a Luis García, que se fue como un miura a por él de banquillo a banquillo cuando a los 20 minutos pretendía marcar su territorio con Del Horno y el árbitro por una zarascada a Ronaldo. Empezaba a escribirse justo a partir de ese lance la historia de un partido en el que el Madrid se dejaría el liderato en casa de quien se presuponía cenicienta. Otro capítulo de la utopía granota, que difuminó a la galaxia.
La escaramuza en las áreas técnicas no fue más que el reflejo del alto voltaje sobre el campo. No salió el Levante a arrugarse ni tampoco el Madrid a zampárselo a bocados, sino que cada uno tiraba de sus armas. Los granotas, la contra. Los blancos, el sobeteo de balón sin verticalidad más allá del soliloquio que a su bola interpretaba Ronaldo, sometido a los abruptos de Ballesteros, que supo marcar la raya.
El cuerpo a cuerpo en ese pique tempranero fue también la manera en la que el Levante sentó las bases de su auténtica rebelión y ruptura del guión. Parecía una metáfora de quien miraba a los ojitos a su rival en lugar de acobardarse o rendirle cortesía por la diferencia de estrato. Había partido. Mucho.
Y eso que el Madrid parecía estar a otra cosa ya desde la víspera. Su rajada cogió de lleno a Preciado, pero horas después de forzar el último lance verbal al Barça, Mourinho, que apenas le había dedicado tres palabras al partido, tenía ante sí a un Levante sin varios de sus titulares. Las lesiones y las ganas justas de Luis en forzar más de la cuenta mutaron el once que había hecho la luz en Almería. Quedaba la intensidad, la entonación de Reina y los pulmones; faltaba algo de veneno para morder arriba, donde el dúo de uruguayos formado por Stuani y Nacho González no atinaba a sacar los dientes.
Fue desabrochándose la defensa granota, pero aun así, quejoso de un grave problema ofensivo, el Madrid no sabía por donde cogerla. Rozó varias veces el gol, pero le pudo más la ansiedad y ese fútbol plano del que adolece. Sin los complejos de los primeros días, al Levante le costaba mucho menos de lo aparente nadar y guardar la ropa.
No tardó Luis en darse cuenta y notando definitivamente gélido el ataque echó mano de Rubén para calentarlo. Valiente as en la mesa. A raíz de su entrada, el Levante pisó campo rival, probó a Casillas y enchufó a una grada que replicó a los simpatizantes blancos. El guión del encuentro era nuevo. El Madrid se las veía y se las deseaba para abrirse hueco al tiempo que Özil, a la sazón sacrificado junto a Di María, se enredaba. A Ronaldo se le seguía esperando y a falta de sólo 10 minutos Reina, salvo una jaimitada que no fue a mayores, apenas se había sobresaltado. Por delante le esperaba, eso sí, un infartante final en el que le rebañó el balón de los pies a Benzema e Higuaín dentro del área pequeña. Fue lo más cerca que el Madrid estuvo de llevarse un triunfo que nunca mereció.
Demostró el Levante que aunque el partido no fuese de su Liga ha empezado ya a carburar y a cogerle el aire a la categoría. No está a la altura de cualquiera competir con el Madrid ni hay mejor modo de auto-convencerse de que es posible prorrogar el paraíso de Primera que arañándole dos puntos.
- Ficha técnica:
0 - LEVANTE: Reina, Cerra, Ballesteros, Nano, Del Horno, Xisco Muñoz, Sergio, Xavi Torres, Juanlu (Xisco Nadal, m.86), Nacho González (Rubén, m.49) y Stuani (Rafa Jordà, m.67).
0 - REAL MADRID: Casillas, Arbeloa, Sergio Ramos, Carvalho, Marcelo, Khedira, Xabi Alonso, Cristiano Ronaldo, Ozil (Pedro León, m.62), Di Maria (Benzema, m.62) e Higuaín.
Árbitro: Delgado Ferreiro, del comité vasco. Amonestó a los jugadores locales Cerra, Del Horno, Rafa Jordà, Xisco Nadal, Xisco Muñoz, y a los visitantes Di María, Sergio Ramos. Expulsó al médico del Real Madrid, Juan Carlos Hernández, en la recta final del partido.
Incidencias: Partido correspondiente a la quinta jornada del campeonato nacional de Liga disputado en el estadio Ciutat de Valéncia ante 18.326 espectadores. Antes del inicio del encuentro el Levante homenajeó a los jugadores del Real Madrid campeones del mundo.
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