Es innegable que lo que comemos a los 20 no tiene las mismas consecuencias que si lo hiciéramos a los 30 y menos a los 40 o los 50. El paso de los años nos trae una digestión más lenta y un organismo acomodándose a múltiples circunstancias que vienen con la edad. A continuación, la forma en que puedes estar saludable sin importar tu edad.
Si estás en los 20
Ten una alimentación balanceada que te permita tener un equilibrio entre peso y salud.
En esta edad sabemos que el problema del peso es inminente. Vivir pensando en las libras que tenemos es una constante. Lo primero entonces es hacer lo necesario para que tu organismo trabaje de la mejor manera. Esto no se logra dejando de comer, se logra haciendo una rutina de alimentación en la que cada tres horas se coma algo saludable. Por ejemplo, desayunar bien, a las tres horas comer una manzana verde, a las 3 siguientes un yogur con una galleta, a las tres siguientes almorzar una proteína, ensalada y una porción de carbohidrato, a las tres siguientes un paquete de maní, a las otras 3 un queso y un jamón y en la noche una ensalada con una proteína.
A los 20 años necesitamos una inyección de energía mayor. Y energía no quiere decir necesariamente dulces o pasteles quiere decir alimentos como el brécol, plátano o espinacas.
Por último, es muy importante a esta edad estar hidratadas todo el tiempo. No necesariamente se logra tomando agua sino también jugos de frutas bajos en azúcar.
Si estás en los 30
El metabolismo empieza a volverse más lento, lo que hace que mantener el peso sea más complejo. Por esta razón el cuerpo que teníamos a los 20 empieza a transformarse un poco al entrar en esta edad.
A esta edad llegan los hijos con mayor probabilidad, lo que implica un cambio corporal importante. No solo porque al tener un hijo cambian las proporciones del cuerpo sino porque además todo el trabajo de maternidad implica gastos grandes de energía. Para lograrlo lo más apropiado es consumir frijoles negros, proteínas, almendras, aceite de oliva y aceitunas, ya sea entre comidas o incorporarlos en las comidas grandes.
A todo lo anterior puedes sumarle otro elemento, el té verde. Este hace que el metabolismo funcione de forma correcta lo que da como resultado la posibilidad de desechar con más rapidez los excesos de alimentos de tu cuerpo.
Si estás en los 40
Este momento es de la premenopausia. Esto indica que los niveles de estrógeno empiezan a bajar y eres más propensa a sufrir de retención de líquidos. Para minimizar esto lo mejor es comer alimentos ricos en líquido y fibra como los vegetales. La lechuga, los espárragos y el apio son algunos de ellos.
Por otro lado, el cuerpo está perdiendo elasticidad por esto no es conveniente que subas y bajes de peso constantemente. En la piel se va a notar los estragos de lo que haces. Come sano, come bien.
Si estás en los 50
En este momento el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular se hace más evidente, más de un 40% sube la posibilidad de padecer algún tipo de enfermedad.
Ya para este entonces también entra la menopausia, en la mayoría de los casos el abdomen se inflama permanentemente, esto puede afectar el corazón. Para combatir este tema lo mejor es tomar Omega 3 y vitamina B. Las puedes tomar en cápsulas o comerla en alimentos como el brécol, los granos, la soya y el pescado.
Si estás en los 60
Este es el momento en donde se ve si te cuidaste o no. Sin embargo, es importante que tengas en cuenta que si no lo hiciste aún estás a tiempo de arreglar algunas cosas para poder asumir los años que vienen.
En primer lugar empieza a comer pequeñas comidas, entre 5 o 6 al día. Esto reduce el nivel de estrés y también obliga al metabolismo a trabajar con más eficacia. Sigue con alimentos que te ayuden a subir las defensas, en los que el sistema inmune se ayude. Salmón y suplementos de vitamina D deben ser tus mejores amigos.