Importante dormir bien
Un sueño reparador es necesario para levantarse fresco y con ánimos al día siguiente. (Archivo)
martes, 20 de julio de 2010
Janet González Bolívar / Primera Hora
La mayoría de las personas conocen perfectamente las consecuencias de tener una mala noche, de esas que cuesta verdadero trabajo conciliar el sueño o en las que sencillamente se pasan las horas en vela. Al día siguiente se despiertan cansados, se sienten soñolientos, no tienen casi energías, se les hace difícil concentrarse… y algunos andan con cara de pocos amigos.
Pero las secuelas negativas del mal dormir o la falta de sueño pueden llegar también a afectar directamente el funcionamiento del organismo cuando se trata de un problema constante, que viene arrastrándose por meses. Así lo aseguran los especialistas, quienes enfatizan que el sueño de calidad es un elemento indispensable de un estilo de vida saludable.
El sueño es básico
La neuróloga y neurofisióloga clínica Briseida Feliciano plantea precisamente que “el sueño es parte de las necesidades básicas del ser humano, pues durante este período ocurren muchísimos procesos fisiológicos, como el crecimiento mismo, cuya hormona se libera mientras dormimos”. Además, “con el sueño, el cuerpo descansa, se repara de la actividad cotidiana, y el cerebro asienta en su memoria los eventos del día”, detalla.
Esa relación tan estrecha que existe entre sueño y bienestar es la que hace necesario que se respete noche tras noche el tiempo de descanso (de siete a ocho horas diarias para el adulto promedio). Cuando, por el contrario, se producen alteraciones del sueño, es muy probable que aparezcan o se acentúen trastornos físicos y psicológicos.
“Si ya estamos hablando de insomnia crónica o problemas crónicos de privación de sueño, que significa que se lleva más de 6 meses con la dificultad, puede verse afectada la salud física: aumenta el riesgo de diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares y obesidad, porque en el día la persona está cansada en extremo y tiende a comer comidas de alto contenido calórico para que le dé ese up y pueda cumplir, así, con todas sus tareas rutinarias”, explica la Dra. Feliciano.
A nivel mental, una privación prolongada del sueño puede desembocar en ansiedad, depresión, falta de concentración, pérdida de memoria y mayor irracionalidad.
El sueño ideal
Para tener una buena noche de sueño, es necesario caer en estado de reposo intenso y reparador. Lo deseable es alcanzar el período REM (Rapid Eye Movement), descrito por la neuróloga Feliciano como un “la etapa más profunda del sueño”, en la que se da una pérdida total del tono muscular y se producen los sueños más vívidos.
Para dormir bien…
1 Ten una hora fija para acostarte y levantarte.
2 Acuéstate cuando ya estés soñoliento.
3 Evita comidas abundantes cerca de la hora de dormir.
4 Procura no hacer varias siestas durante el día.
5 Usa ropa cómoda, que no te moleste ni apriete.
6 No hagas ejercicios antes de acostarte.
7 No consumas alcohol, bebidas estimulantes ni cafeína al menos cuatro horas antes de descansar.
8 No pienses en tus preocupaciones ni pendientes cuando estés en la cama.
9 Mantén la habitación sin ruidos, exceso de luz y a una temperatura agradable.
10 Realiza alguna técnica de relajación con ejercicios de respiración profunda.
“Un buen sueño es ése que te acuestas y antes de la media hora ó 45 minutos te quedas dormidos. Una vez sucede esto, debes mantenerte dormido y no despertarte con frecuencia, porque si no ese sueño no va a ser reparador y te vas a levantar cansado al otro día”, concluye la especialista, aclarando que la fase REM ocupa alrededor de 20% del tiempo total que un adulto duerme.
A grandes rasgos, cuando el cuerpo entra en un estado de descanso profundo, disminuye la respiración, la presión sanguínea y los latidos del corazón (el pulso).